La virtud de vivir en paz
1.- La paz
La Carta a la Tierra “La paz es la plenitud resultante de unas relaciones correctas con uno
mismo, con otras personas, con otras culturas, con otras vidas con la Tierra y
con el Todo más grande del que formamos parte”.
La Paz no es un estado que se llegue
alcanzar por una decisión ética, o herencia cultural, la paz es algo que se va
construyendo día a día. La paz es vista
al bien social que se construye desde las actitudes personales, convirtiéndose
también, así, en uno de los más preciados bienes.
Siendo la paz una praxis de la
humanidad se convierte esta en “aspiración
de toda la humanidad… sobre el orden establecido por Dios”[1]; la paz es un deber
universal y halla su fundamento en el
orden racional y moral de la sociedad que tiene sus raíces en Dios mismo[2].
La paz no es solamente ausencia de
conflictos, la paz es el cimiento de la concepción acerca de la dignidad de la
persona, por lo tanto para que exista la paz se necesita: justicia y caridad.
La paz peligra cuando el hombre no
reconoce la dignidad de la persona. Para construir una sociedad pacífica y
lograr el desarrollo integral de los individuos, pueblos y naciones, resulta
esencial la defensa y la promoción de los derechos humanos[3].
Según
el CV II, “La paz terrena, que nace del
amor al prójimo, imagen y efecto de la paz de Cristo, que proviene del Padre” (GS
78). La paz siendo reflejo de la caridad y acto de la libertad, conlleva a toda
la humanidad el formar una sociedad caminante hacia la paz.
La paz
no nace de sí misma, esta es fruto de la praxis en los valores, la cultura y
las relaciones humanas, la paz es un todo en conjunto, es decir el hombre que
vive en paz, se concentra en vivir según los valores del Evangelio.
Hay
una paz que se construye, esta depende de la propia persona, y hay otra paz que
se nos da, esta es la paz de Dios. Para poder alcanzar la primera paz son
necesarias dos cosas:
1.- Acoger la justicia y la caridad como normas
esenciales para la paz.
2.- Atender a la dignidad de la persona humana.[4]
Para
el segundo tipo de paz y religión están íntimamente unidos, pero no sólo basta
saber que Dios nos da la paz, es necesario un esfuerzo para vivir el misterio
del don de la paz; paz que no sólo es un momento, sino que es el mismo Misterio,
como dice San Pablo, “Cristo es nuestra
paz”. Para estar en paz con Dios y con el prójimo antes era necesario estar
en paz consigo mismo. (San Juan Bosco).
2.- La
tarea de la Paz
La
paz es el resultado de una vivencia en las virtudes. La humanidad siempre ha
buscado la paz, la Iglesia ha tenido una tarea ardua desde sus inicios, “La Paz este en esta casa” o “Mi paz os
dejo, mi paz os doy”. La paz no sólo es tarea de la Iglesia, esta deriva de
la misma misión encomendada por Jesús. La promoción de la paz en el mundo es
parte integrante de la misión con la que la Iglesia prosigue la obra redentora
de Cristo sobre la tierra[5].
¿Cómo construir la paz en nuestra
situación? El camino hacia la paz no es fácil, es un camino arduo y áspero,
primeramente es necesario evitar los extremos; el pacifismo, conflictivismo; el
pacifismo, puede llegar a un estado en que la persona ya no lucha por la
verdadera paz, esta actitud nace de un profundo espíritu religioso, pero mal
entendido, porque hay momentos en la vida en los que asume la lucha por la
justicia y la dignidad humana.
El conflictivismo, la persona trata
de librarse de conflictos, el hombre ahora es un cordero, pero a la vez lobo
para el otro[6].
Algunas actitudes que impiden vivir
en paz son; la violencia al interno de la persona, “Si hay violencia en el mundo es yo llevo la violencia dentro de mí”[7],
estos sentimientos de violencia impiden la paz porque existe una agresión
de la propia dignidad humana. Podríamos decir que esta es la cusa de toda
violencia, como es el Bullying, maltrato a personas indefensas, etc.
Una
solución es recurrir al otro sentir de la persona, el querer siempre el bien,
si una persona es concite que en su interior existe también el bien y no sólo
el mal, será posible la construcción de una cultura de paz. También existen
otros tipos de violencia que atenta contra la paz: la violencia de la cultura,
económica, la social, trabajo, etc.
Por ultimo recordemos que una
cultura de la paz encuentra en esta paz espiritual su fundamento más seguro, el
venero del que alimenta continuamente y la certeza de que ella constituye una
de las fuentes que mejor pueden garantizar el futuro. La promoción de la
verdadera paz es una expresión de la fe cristiana en el amor que Dios nutre por
cada ser humano.
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Bibliografía
Compendio
de la Doctrina social de la Iglesia
Boff
Leonardo, Virtudes para otro mundo
posible
Juan XXII, Pacen in Terris
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